Un comando de sicarios chilenos asesina en Buenos Aires al general Carlos Prats, ex comandante del ejército durante la gestión del socialista Salvador Allende. Prats se encontraba exiliado en Argentina tras el golpe dado por Augusto Pinochet en septiembre de 1973. Los agentes de la inteligencia chilena logran la complicidad de funcionarios argentinos para mantener a Prats bajo vigilancia. El mercenario norteamericano Michael Townley coloca una bomba controlada a distancia bajo el auto del general chileno. Los asesinos hacen estallar el artefacto a las 0:50 horas del viernes 30 de septiembre de 1974, cuando Prats y su esposa regresan de una reunión social. El matrimonio Prats muere a causa de las heridas. En 2000 se condenó en Argentina al agente chileno Enrique Arancibia Clavel por su participación en el atentado. En junio de 2008 la justicia chilena condenó a Manuel Contreras, ex jefe de la DINA y organizador de la masacre, a cadena perpetua por la muerte de Prats.