Émile Zola nació el 2 de abril de 1840 y falleció el 29 de septiembre de 1902, fue un escritor francés y creador del naturalismo. Su primer trabajo fue el de empleado en una editorial. A partir de 1865 se ganó la vida escribiendo poemas, relatos y crítica de arte y literatura. Su primera novela importante, Thérèse Raquin (1867), es un detallado estudio psicológico del asesinato y la pasión. Más tarde, inspirado por los experimentos científicos sobre la herencia y el entorno social, Zola decidió escribir una novela que ahondara en todos los aspectos de la vida humana, que documentara los males sociales, al margen de cualquier sensibilidad política. Asignó a esta nueva escuela de ficción literaria el nombre de naturalismo y escribió una serie de veinte novelas entre 1871 y 1893, bajo el título genérico de Les Rougon-Macquart, con el fin de ilustrar sus teorías a través de una saga familiar. Tras una ardua investigación produjo un sorprendente y completo retrato de la vida francesa, especialmente la parisina, de finales del siglo XIX. Sin embargo, fue calificado de obsceno y criticado por exagerar la criminalidad y el comportamiento a menudo patológico de las clases más desfavorecidas. Entre las novelas de esta serie destacan La Taberna (1877), un estudio sobre el alcoholismo; Nana, basada en la prostitución; Pot-Bouille (1882), un análisis sobre las pretensiones de la clase media; Germinal (1885), un relato sobre las condiciones de vida de los mineros; La Bestia Humana (1890), una novela que analiza las tendencias homicidas; y El Desastre (1892), un relato sobre la caída del Segundo Imperio. Estos libros, que el propio Zola consideraba documentos sociales, influyeron enormemente en el desarrollo de la novela naturalista. Sus obras posteriores, escritas a partir de 1893, son menos objetivas, más evangelizantes y, en consecuencia, menos logradas como novelas.