Construido apenas 31 días, el obelisco de 67,5 metros de altura fue levantado en conmemoración del cuarto centenario de la fundación de Buenos Aires. En su momento se argumentó que la elección del sitio de su erección se correspondía con el lugar de fundación de la ciudad, hecho que luego fue desmentido por investigaciones históricas rigurosas. Se trata del símbolo más reconocido de Buenos Aires y escenario habitual de manifestaciones políticas y festejos populares. Fue diseñado por el arquitecto Raúl Prebisch y las obras comenzaron el 20 de marzo de 1936. Al momento de ser terminado, estaba cubierto de piedra Olaen, pero el desprendimiento de varias secciones motiva su reemplazo por un alisado de hormigón. En su interior hay una escalera circular de 206 escalones que permiten acceder a un mirador de cuatro ventanas situado en la cúspide. Al ser inaugurado fue objeto de agrias críticas por su estilo racionalista e incluso se intentó demolerlo en 1939.