Criollos e indígenas de Cusco se rebelan bajo el liderazgo del los hermanos José, Vicente y Mariano Angulo y el sacerdote Mateo Pumacahua. Las noticias sobre el avance de un ejercito porteño hacia el Alto Perú ya había provocado una rebelión en 1813, movimiento que pronto fue sofocado. Pero el 3 de agosto de 1814 estalló una nueva revuelta liderada por los mismos jefes patriotas. El presidente de la Audiencia de Cusco es depuesto y los revolucionarios toman el control de la ciudad. Cusco se declara leal a la revolución de Buenos Aires. Pero las tropas realistas se dirigen a la ciudad para reponer a las autoridades coloniales. En una larga y sangrienta campaña, las guerrillas independentistas resisten al avance de las tropas españolas, pero son derrotadas en marzo de 1815.