Pese a los avances patriotas en tierra, las costas de Chile seguían bajo dominio de la poderosa flota española. El puerto de Valparaíso, el mayor del país, era bloqueado por las naves realistas impidiendo el comercio y el envío por mar de una fuerza para liberar al Perú. El gobierno chileno ordena crear una fuerza naval y prepara a los buques Lautaro y Águila para intentar terminar con el bloque español. El 27 de abril los buques chilenos logran acercarse a las naves enemigas enarbolando una bandera inglesa, e inician un intrépido ataque. Tras un breve combate capturan al mercante español San Miguel con una valiosa carga a bordo y obligan a las naves de guerra realistas a escapar, rompiendo el sitio naval a Valparaíso.