La Ley del descanso dominical, aprobada por el Congreso de los Diputados, es una ley que sirvió para que en la España de principios del siglo XX se avanzara en favor de los derechos de los trabajadores. Es la que obliga a que no se trabaje los domingos. El 3 de marzo de 1904, siendo presidente del gobierno de España Antonio Maura se aprobó finalmente la Ley del Descanso Dominical, una ley, que con partidarios y detractores, terminó por imponerse como algo normal, y que en sí recuperaba el domingo como descanso, ya que durante el siglo XIX habían sido abolidas todas las leyes medievales que imponían los preceptos religiosos y prohibían el trabajo en domingo. Fue (y todavía es por precursora) una conquista social, que como en todas las reformas, el reconocimiento llegó posteriormente.