El 22 de septiembre de 1692, fueron ahorcadas en la localidad de Salem, EE.UU., las últimas ocho mujeres acusadas de brujería, en lo que fue uno de los procesos judiciales más resonantes de la historia. Los juicios comenzaron luego de que la hija del reverendo local y su prima acusaran a una esclava antillana, una indigente y una vecina, de enseñarles las artes de la magia negra. Con el paso de los días el proceso fue cobrando matices cada vez más extravagantes y terminó con la ejecución de más de 19 personas. El caso es, todavía en la actualidad, utilizado como un ejemplo de los peligros del extremismo religioso y las acusaciones infundadas.