La Guerra Civil irlandesa tuvo lugar el 15 de febrero de 1921 a causa de la división que provocó en el movimiento Sinn Féin (partido político irlandés) la aceptación del Tratado anglo-irlandés, firmado en Londres el 6 de diciembre de 1920, por medio del cual se había establecido lo que sería el Estado Libre de Irlanda. El Tratado establecía que el nuevo Estado Libre de Irlanda formaría parte de la futura Commonwealth británica, con la misma categoría que el dominio de Canadá. Asimismo, la Corona británica estaría representada en el nuevo Estado por un Gobernador General, y los miembros del Parlamento irlandés tendrían que jurar lealtad a la monarquía británica. Aunque este convenio hacía inevitable la división de Irlanda, el punto clave de la disputa sobre el Tratado fue el rechazo a los símbolos de la monarquía de Gran Bretaña.