El 20 de agosto de 1847 las tropas mexicanas y estadounidenses se enfrentan en el Convento de Churubusco en las afueras de la ciudad de México DF. Los defensores contaban con 1.300 soldados frente a los casi 9.000 de los atacantes. En el convento se atrincheraba un regimiento de voluntarios irlandeses que habían desertado del ejército norteamericano para pasarse al bando opuesto. Formaron el Batallón de San Patricio, formado por combatientes católicos que habían sufrido de la persecución religiosa en las filas norteamericanas. La batalla fue favorable a los invasores desde el comienzo, pese a la feroz resistencia de los mexicanos y de los irlandeses, que sabían que si caían prisioneros enfrentarían una muerte seguro por tratarse de desertores. Finalmente los norteamericanos arrasaron a sus adversarios y tuvieron el camino libre para tomar la capital mexicana. La mayoría de los irlandeses fueron ahorcados y el resto marcados con un hierro candente en forma de ‘D’ (de desertores) en su rostro para estigmatizarlos de por vida.