La Batalla de las Termópilas (Puertas Calientes por los manantiales calientes que existían allí) fue un importante escenario del conflicto entre las polis griegas, con los territorios aliados de Esparta y Atenas a la cabeza, y el Imperio Persa el 11 de agosto del año 480 a. C. La contienda de mayor renombre en la antigüedad es la Batalla de las Termópilas, en la que la salvaguardia griega, formada por 1.000 soldados griegos 1.000 espartanos y por otra parte los persas con aproximadamente 4.000 hombres. La batalla duró cinco días y los persas consiguieron derrotar a los ejércitos aliados, pero éstos ya habían retrasado notablemente el avance persa, diezmado la moral de su ejército, causando considerables pérdidas y dando tiempo a los demás griegos para evacuar sus ciudades y preparar la defensa. El sacrificio de los griegos tuvo amplias repercusiones en la Grecia de la Antigüedad. Tal fue su fama que hasta el día de hoy es considerado como uno de los ejemplos máximos de sacrificio, en la cual unos pocos valientes se opusieron a la maquinaria de guerra más poderosa, quienes dieron sus vidas luchando por su tierra, honor y libertad. Está considerada como una de las batallas más memorables, decisivas y célebres que presenció el mundo en esa época.