A las 9:53 del 18 de julio de 1994 una devastadora explosión destruye la sede central de la Asociación Mutual Israelita Argentina en el centro de Buenos Aires. Mueren 85 personas y otras 300 resultan heridas. Se trata del mayor atentado antisemita cometido desde los campos de concentración nazis. Tanto el rescate como la primera investigación sobre los responsables del atentado se realizan en un ambiente caótico. Funcionarios del gobierno obstruyen la investigación e irrumpen en el proceso judicial para amparar a personajes cuya responsabilidad en el atentado resulta incomoda para la administración del presidente peronista Carlos S. Menem. El juez que lleva la causa incurre en numerosos errores y faltas éticas, por lo que el proceso que juzga a un grupo de policías y civiles acusados de organizar el ataque es finalmente invalidado. Nunca se sabe los nombres de los ejecutores e instigadores del atentado, ni tampoco se conoce de forma fehaciente el modo en que fue llevado a cabo.
