Desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial el acorazado de bolsillo alemán Graf Spee siembra la destrucción entre las naves mercantes del Atlántico. Gran Bretaña destina 5 portaviones, 4 acorazados y 14 cruceros para destruir al acorazado alemán. La intercepción de mensajes de radio les permite darle alcance con cuatro cruceros frente al Rio de la Plata el 13 de diciembre de 1939. En un duro combate el Graf Spee causa graves daños a sus adversarios, pero por estar escaso de municiones y combustible decide refugiarse en el puerto de Montevideo. Obligado a dejar la seguridad del puerto por las autoridades uruguayas 4 días mas tarde, el capitán del Graf Spee, Hans Langdorsff, parte al encuentro de la flota enemiga. Pero imprevistamente, pocos minutos mas tarde la tripulación abandona el barco y el barco estalla hundiéndose en el lecho fangoso del río. La mayoría de los marinos alemanes son internados en Argentina, en donde reciben amparado de funcionarios afines a Berlín. Langdorff se suicida en Buenos Aires el 20 de diciembre siguiente.