El Gran Cisma de Occidente, fue el período de la historia de la Iglesia Católica en que varios Papas (hasta tres) se disputaban la autoridad pontificia. Cuya duración fue de 39 años (1379-1417) se debió principalmente a la rivalidad entre los cardenales franceses y los italianos; cada partido quería un Papa de su respectiva nación. Así se llegó a establecer el doble papado, uno en Roma y otro en Aviñón, opuestos entre si, que dividieron la cristiandad, ocasionando un profundo descontento en la Iglesia. El anhelo de la cristiandad de acabar con el cisma, se logró en el Concilio de Constanza el 11 de noviembre de 1417, al que dio todo su apoyo el emperador de los romanos, Segismundo. Para ese entonces, se llegó a obtener primero la renuncia de Juan XXIII, y también renunció Gregorio XII, después de reconocer al concilio.