El escándalo Irán-Contras, también conocido como Irangate, es un acontecimiento político ocurrido entre 1985 y el 6 de noviembre de 1986, destapado a raíz de las investigaciones llevadas a cabo por una comisión de investigación del Senado de los Estados Unidos, en contra de altos funcionarios de la administración del presidente Ronald Reagan, por la presunta organización de una red de tráfico ilegal de armas con destino a Irán, en guerra por entonces con Iraq, cuyas ganancias irían destinadas a financiar a los Contras (movimiento paramilitar) nicaragüenses y a la realización de acciones terroristas contra Nicaragua debido al perfil ideológico de su gobierno que estaba constituido por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). El aspecto más turbio de esta triangulación fue el uso de cocaína de los carteles colombianos para financiar a los Contras mediante un presupuesto ‘negro’. El Congreso estadounidense concluyó que la responsabilidad final de los sucesos debía recaer sobre el presidente Reagan. La venta de armas a los iraníes formaba parte de una negociación para la liberación de rehenes estadounidenses que estaban retenidos en el Líbano, en el conflictivo Oriente Medio.