El 1 de noviembre de 1998, América Central fue devastada por el huracán Mitch, un huracán de categoría 5 y uno de los más destructivos en la historia del hemisferio occidental. Fue el segundo huracán del Atlántico más mortífero de la historia, matando como máximo a 18.000 personas aproximadamente. También causó miles de millones de dólares en pérdidas materiales. Está considerado como uno de los huracanes más poderosos que se han visto en la era moderna, teniendo una velocidad máxima de vientos sostenidos de 290 km/h. Toda Centro América y en particular Honduras y Nicaragua sufrieron la peor catástrofe natural que se tenga conocimiento en los últimos dos siglos, ni el Huracán Fifi en Honduras en el año 1974, ni el Terremoto de Managua en 1972, tuvieron los efectos devastadores del Huracán Mitch.