El 5 de octubre fue el día elegido por la UNESCO en el año 1993, para reconocer la labor que diariamente llevan a cabo maestros y maestras de todo el mundo. Los conflictos armados, la violencia en las aulas, la inseguridad económica, los limitados recursos humanos y materiales entre otros, hacen que cada día sea más difícil llevar a cabo una labor central en la construcción de nuestra sociedad futura, la labor de educar. A través de su trabajo los docentes forman a ciudadanos y ciudadanas responsables que diseñarán y guiarán la sociedad en el futuro. Para ello, no basta con asegurar un acceso universal a la educación, sino que además esta debe ser de calidad. Es necesaria una educación liberadora que parta de la experiencia de los alumnos y alumnas. Así, se podrá construir conocimientos convirtiendo a personas con conciencia crítica, capaces de observar y analizar la realidad para después actuar sobre ella de forma transformadora.