Juan Pío Montúfar encabeza una conspiración emancipadora de los criollos de Quito. Tras tomar el control de las milicias locales, deponen al gobernador español. Se forma una Junta que declara su voluntad de regirse por un gobierno electo por los vecinos de la ciudad. Pronto llegaron las noticias del envío de tropas españolas a Quito para acallar la revuelta. La Junta acepta no oponerse militarmente al ingreso de los soldados coloniales a cambio de evitar las represalias contra el gobierno local. Pero el jefe realista traiciona su promesa y el 2 de agosto de 1810 desencadena una feroz matanza de 300 líderes y seguidores patriotas.