Las tensiones entre el gobierno encabezado por Juan D. Perón y la oposición llega a un punto de máxima tensión. Manifestaciones de unos y otros terminan con cada vez mayor frecuencia en episodios de violencia. La Iglesia, antigua aliada de Perón, asume una postura opositora y aglutina a los grupos que conspiran contra el gobierno. El 16 de junio de 1955 un grupo de marinos nacionalistas y ultracatólicos intenta asesinar al presidente argentino. Utilizan un desfile aéreo para lanzar un sorpresivo y feroz bombardeo contra la Casa Rosada, sede del gobierno situada en el centro de Buenos Aires. Dos oleadas de aviones causan 400 muertos y miles de heridos entre los civiles que se dirigen a trabajar y los funcionarios de la sede gubernamental. La central obrera y la residencia presidencial de Alzaga Unzué también son atacadas. El objetivo de matar a Perón se ve arruinado porque el mandatario se hallaba en el edificio del ministerio de guerra cuando caen las bombas. Frustrado el intento, los militares rebeldes buscan refugio en el Uruguay.