Tras arduas negociaciones, Leonid Brézhnev en nombre de la URSS y el presidente Gerald Ford, por los EE.UU. firmaron en Moscú los acuerdos SALT el 15 de junio de 1972. Este tratado ponía límite a la construcción de armamentos estratégicos y fijaba un número para los misiles intercontinentales (ICBM) y los lanzadores de misiles instalados en submarinos (SLBM) que poseían la URSS y los EE. UU. También, prácticamente, prohibía el establecimiento de sistemas de defensa antimisiles. Paradójicamente, estos acuerdos llevaban el ‘equilibrio del terror’ al absurdo, para que la disuasión consiguiera impedir la guerra era necesario que las dos superpotencias no trataran de defender a sus poblaciones de un ataque nuclear. La ‘mutua destrucción asegurada’ era la única forma de impedir el conflicto.