Joseph-Ignace Guillotin, implantó y reconoció para que fuera utilizada con fines ejecutivos la denominada ‘guillotina’. Guillotin, además, tuvo gran relevancia en la política de Francia. De esta forma, en 1789, se convirtió en diputado de París en la Asamblea Constituyente francesa. En ese momento fue cuando el médico propuso el uso del aparato a la Asamblea Legislativa. De ahí que le aplicaran el nombre de guillotina. Pese a esta iniciativa impulsada por el diputado de crear un instrumento de suplicio, Guillotin era contrario a la pena de muerte, pero creía que un método de ejecución más humano y menos doloroso debería ser el primer paso hacia una abolición total de tales condenas: “He visto la guillotina como un acto de humanidad y me he limitado a conseguir la forma de la cuchilla haciéndola oblicua para que pueda cortar limpiamente y conseguir su propósito. Mis enemigos han intentado por medio de la prensa más licenciosa, dar a la máquina fatal el nombre de Petite-Louison, pero no han podido cambiar el de guillotina…”