La tranquilidad de la ciudad de Santiago de Chile es interrumpida el 13 de mayo de 1647 por un feroz terremoto. El desastre ocurre poco a las 22:30 horas, mientras gran parte de los habitantes duerme en sus casas. Se estima que tuvo una intensidad de 8,5 grados en la escala de Richter. La mayoría de las edificaciones de la ciudad, construidas con adobe y barro, se derrumban o resquebrajan ante la ferocidad del sismo. Mueren 600 de los 4.000 habitantes de Santiago y las autoridades coloniales deben emprender la casi completa reconstrucción de la ciudad. En las semanas posteriores al desastre una epidemia de tifus afecta a los sobrevivientes y eleva el total de muertes a 2.000.