El 13 de mayo de 1981, al iniciar una audiencia en la Plaza San Pedro del Vaticano, el Papa Juan Pablo II fue herido por un impacto de bala en el vientre y en la mano izquierda. Minutos después, la policía detuvo al autor material, un terrorista turco de 23 años, llamado Alí Mehmet Agca. El responsable del suceso, disparó con una pistola Browning de nueve milímetros. Además del arma, se halló en su bolsillo una nota escrita en turco que decía: ‘Yo, Agca, he matado al Papa para que el mundo pueda saber que hay miles de víctimas del imperialismo’. Agca, de confesión musulmana, declaró ante las autoridades ser ‘el instrumento inconsciente de un plan misterioso’, cuya naturaleza no pudo ser resuelta por la investigación. En julio de ese mismo año fue condenado por un tribunal italiano a cadena perpetua y a la pena especial de ‘aislamiento’.