El 14 de febrero de 278 era ejecutado en Roma el santo sacerdote Valentín por enfrentar al despiadado emperador Claudio II. En épocas de sangrientas batallas, Claudio deseaba formar una gran fuerza militar para su imperio. Sin embargo, las dificultades para conseguir soldados llevó a Claudio a suponer que los romanos no estaban dispuestos a unirse al ejército debido al fuerte apego a sus esposas y familias. La solución del emperador fue drástica: prohibió todos los matrimonios y compromisos en Roma. El sacerdote Valentín, en desacuerdo con las injustas medidas del emperador, continuó celebrando matrimonios secretamente. Al ser descubierto, fue arrestado y condenado a muerte. La sentencia se llevó a cabo un 14 de febrero: el sacerdote fue asesinado a golpes y decapitado. Luego de su muerte, Valentín fue nombrado santo. La leyenda también cuenta que San Valentín dejó una nota de despedida a la hija del carcelero, con quien había entablado una amistad, y la firmó “De tu Valentín”. Algunas versiones de la historia sugieren que la festividad surgió de una fusión con una fiesta pagana del amor llamada Lupercalia. En el año 496, el Papa Gelasio optó por poner fin a la fiesta de Lupercalia, y declaró que el 14 de febrero se celebraría el Día de San Valentín.