El gobierno patrio de Buenos Aires necesita resolver el peligro que representa la flota realista de Montevideo que depreda las costas del río Paraná. Una fuerza de granaderos a caballo recientemente formada por el coronel José de San Martín recibe la orden de frenar las incursiones enemigas. El comandante argentino es informado sobre una fuerza española que pretende desembarcar en la zona cercana a la ciudad de Rosario. Con 140 granaderos, enfrenta a 350 realistas frente al Convento de San Lorenzo. La decisión de cargar con sables y lanzas en dos frentes simultáneos siembra el desconcierto entre los realistas y los obliga a retirarse con grandes pérdidas.