Un día como hoy, en el año 1984, Estados Unidos y la Santa Sede reanudaban sus relaciones diplomáticas interrumpidas en el año 1868. Las relaciones formales fueron establecidas en el año 1848, pero posteriormente diversas causas, entre ellas la hostilidad hacia los católicos, llevaron al Congreso a sancionar una ley que prohibía la concesión de créditos para el mantenimiento de una embajada de Estados Unidos en el Vaticano. Al año siguiente, en 1868, la embajada cerró sus puertas y las relaciones diplomáticas fueron suspendidas. Antes de la reanudación de las relaciones, se hizo presente la resistencia de los protestantes de Estados Unidos, que temían que los 50 millones de católicos del país recibieran mayores privilegios. Sin embargo, el entonces presidente protestante Ronald Reagan vio una oportunidad para facilitar el diálogo con los católicos, en vísperas de las elecciones presidenciales. Muchos grupos protestantes emitieron su queja: veían la reanudación de las relaciones con el Vaticano como una violación a la constitución, ya que daba a la Iglesia católica una posición privilegiada. Finalmente, con el consenso del Congreso de Estados Unidos, Ronald Reagan nombró a William Wilson, su consejero personal, embajador del país en el Vaticano.